Fotografía de Ramón Peralta.
Rodrigo Flores Sánchez (ciudad de México, 1977) es autor de los libros de poesía Tianguis (Almadía, México, 2013), Zalagarda (Mano Santa, México, 2011), estimado cliente (Lapsus, Uruguay, 2005 y Bonobos/Setenta, México 2007) y baterías (Invisible, México, 2006). Escribió con Dolores Dorantes el libro colaborativo de poesía Intervenir (Ugly Duckling Presse, Estados Unidos, 2015) Su obra fue recogida en el libro biautoral Flores + Espina (Fondo de Animal, Ecuador, 2012) en conjunto con la de Eduardo Espina. Antologó La noche. Una cartografía de la Ciudad de México (Auditorio Nacional-Conaculta, 2013). Textos suyos han sido traducidos al inglés, francés, portugués, catalán y sueco.
Poemas que forman parte de la muestra de literatura mexicana contemporánea, editada por Gabriel Wolfson y Octavio Moreno Cabrera.
Discurso del representante del gremio de los poetas ante el pleno
muchas
muchas gracias
muy agradecido
no sé cómo agradecerles
sé que no me lo merezcoaunque tal vez sí
tal vez un poco sí
querido Estado
queridos compatriotas
lectores
empresarios ecuánimes
estudiantes cultos y cultistas
usuarios de mis servicios estéticos
usufructuarios de mis osadas palabras
es decir pueblo
agradezco sus agradecimientos
mi trabajo lo vale
llámenme obrero del lenguaje
lucho como ustedes
a veces no lo aprecian
porque mis batallas
son en el frente del porvenir
no saben lo que tienen
o no lo sabrán hasta verlo perdido
(recuerden que Ramón López Velarde murió a los 33
sin corona de laureles)
pero en el fondo sé que lo vislumbran
que me vislumbran
o aunque no lo comprendan
la nación me lo agradece
y por metonimia
ustedes lo valoran
valoran mi obra
me aprecian
retribuyen mis versos
mi derroche intelectual
la nobleza de mi espíritu
ese espíritu que expectoro en noches inspiradas
y aspiradas
y que transformo en esputos líricos
que bien valen una beca y muchas más
una publicación subsidiada y muchas más
un viaje con viáticos a las Fiji y muchos más
aunque ustedes no lo sepan
porque son unos lechones capitalistas
y no están comprometidos
con la lírica postfinisecular
y multidisciplinaria
que embellece a nuestra patria
queridos vendidos al mercado
hacen faltan muchos fondos nacionales
para nutrir los anaqueles de las bibliotecas deshabitadas
no saben lo que dicen cuando nos critican
a nosotros
los artistas
los escritores
los proletarios de las musas
de todos modos muchas
muchísimas gracias
sin sus aplausos
querido público
esto no habría sido posible
contrabiográfico
ARENAL
Acabo de ver el letrero que dice:
Se saca cascajo.
Las letras
en la puerta
de la camioneta.
Las letras rojas
titilan y clavan.
Y yo
voy dando vueltas.
Doy vueltas
a las palabras.
Se saca cascajo de mi boca,
podría decir.
Se saca cascajo
¿De dónde se saca?,
me pregunto.
La camioneta
sale de la casa.
Avanza.
Creo que
sacó cascajo
de la casa.
Y yo repito.
La camioneta
con letras rojas
en la portezuela
saca cascajo.
Eso hace
porque eso dice.
Presente del indicativo.
Me saca de mí,
me sacó de mí
el letrero,
más que nada
el sonido reiterándose.
El sonido del letrero
me sacó de mí
para escucharme decir:
se saca cascajo.
Me sacó a mí
para decirme
que de cascajo en la cabeza
voy lleno,
vengo lleno
de cascajo.
Quieren sacarme el cascajo
pero yo no quiero.
Estoy bien.
No quiero que me saquen de mí.
Que mejor
se vaya
la camioneta.
Plan anual de trabajo calendarizado 2011
hay un eco
en la junta hay un eco
un eco que no proviene de quien habla
de quien coordina la reunión
diríase de la voz cantante
monologante
hay un eco
un eco periférico
accesorio
no sé si el eco viaja en el aire acondicionado
o expulsa en mí su aire enrarecido
en mis condiciones laborales
sobre la mesa de trabajo
ese eco
ese hueco
es un eco que me cava
que cava en mí
que acaba en mí
que va cavando en mí
y que me hace escucharlo
incesantemente
con impaciencia
hay un eco en la sala de juntas
es un eco que escucho
al que escucho
del que transcribo lo que dicta
al menos parcialmente
aquí
en esta hoja
un eco maquinal
una consigna
una orden de trabajo
una conjura
una esperanza de paro
un eco como pala que me pisa
que me entierra
que me sepulta en su rumor indoloro
es un eco o un semblante
es un rostro que gesticula
y me derrota con sus muecas
yo me abstraigo de la junta cuando percibo el eco
cuando lo escucho cuando lo huelo
cuando descubro al eco derrotarme
hay un hueco en el monitor
y en el monitor hay calendarios
procesos de trabajo diagramas de flujo
en mi cabeza hay un hueco
un jadeo que me cava
un ojo que me atisba
yo busco que me cave
y que me acabe
y que me ponga boca
y que me hable
y que me bale lánguido en la oreja
en la junta se habla de rutas críticas
de trabajo co la bo ra ti vo
yo me como lo que va quedando
lo que me deja el eco
de lo que hablan
las rutinas los automatismos de sus rostros
yo me colmo de aire acondicionado
de las órdenes exhibidas como propuestas
de las líneas jerárquicas yo me colmo
y sonrío
amable
deferente
respetuoso
comedido
y luego anoto que escucho un eco
y luego entonces escucho el eco
y al fin y al cabo para no mirarme
para no detenerme y descubrirme
invento voces
percibo ecos
me incitaré al pavor
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