Fotografía de Daniel Meléndez
Alejandro Albarrán Polanco (Ciudad de México, 1985) es autor de los libros Ruido (Bonobos, 2012), Tengo un pulmón que no es el cielo (FETA, 2015) y Persona fea y ridícula (FETA, 2017). Su obra integra poemas, performances, instalaciones y libros de artista. Ha participado en exposiciones de arte contemporáneo y tiene un proyecto musical titulado Forastero. Sus textos han sido traducidos al inglés, sueco, francés, polaco y portugués,
Poemas que forman parte de la muestra de literatura mexicana contemporánea, editada por Gabriel Wolfson y Octavio Moreno Cabrera.
REVIÉNTAME
DIXIT
El hombre es el lobo del hombre
el lenguaje
su colmillo más
punzante
El hombre es el lobo
el lenguaje
el punzón y la herida:
la herida.
No matarás
hasta que mates
es
una tautología, no un verso.
El hombre es
el lobo del hombre
el lenguaje
su colmillo más punzante
altisonante.
No corro. No grito. No empujo:
no grito.
El hombre es el lobo
del hombre
el lenguaje
su colmillo más punzante
altisonante
manoseado
de sentido.
-Esto no se toca.
Hasta que se toca
de sentido
(inverso)
se trastoca
de sentido
(inverso)
como tu boca y mi boca.
-Esto no se toca
como tu boca.
El hombre es el lobo
del hombre
el lenguaje
el colmillo con el que troza la carne del cordero
que traspasó la cerca,
que se escapó del rebaño.
El hombre es el lobo
el lenguaje
el colmillo con el que troza la carne del cordero, abre su vientre
como una naranja y reserva una parte de su piel como una joya.
El hombre es el lobo del hombre
pero también es el cordero.
El lenguaje
las cercas
que lo encierran.
Ay, pero el cordero, el corderito
se escapó del rebaño,
se ha perdido en el monte,
ha traspasado la cerca.
Aunque detrás de esa cerca
hay otra cerca y detrás
otra.
Ay, pero el hombre,
el pobrecito hombre
disfrazado
no quiere ser cordero,
ni lobo, ni hombre.
A ver a ver ¿qué quiere ser?
No quiere ser un cordero.
A ver a ver ¿qué quiere ser?
No quiere ser hombre.
No sé, tal vez
algo más exclusivo, refinado, verdadero
dice el hombre
disfrazado
de lobo disfrazado.
Algo más exclusivo, refinado, verdadero.
Algo más verdadero: un hombre disfrazado de hombre disfrazado de hombre disfrazado.
Algo más verdadero: un hombre disfrazado de lobo disfrazado de cordero.
Ay, pero el hombre no quiere
ay, pero el hombre no acepta que
el hombre es
el invento del hombre es
el invento
del hombre.
Ay, pero el pobrecito hombre
está pasando hambre,
ay, pero el hombre no quiere
ser
ni cordero, ni lobo, ni hombre,
pobrecito
anda perdido en el monte.
Ay, pero el hombre,
que es el cordero del hombre,
anda perdido en el monte,
ha traspasado la cerca.
Aunque detrás de esa cerca
hay otra cerca
y detrás otra
y luego otra
y en el fondo
hay un lobo.
LA DESESPERACIÓN DE QUIEN ESPERA
Una pera verde, no tan verde, más bien
pálida. Un verde antes del verde.
Una pera que se precipita y cae
y aún no madura. Una fruta insegura.
Una fruta que aún no aprende y se desprende de la rama. Una flama
que aún no enciende y se pretende flama o
gota de rocío con un chubasco acumulado en su barriga. Una viga que se vence
antes de tiempo. Una pera que no aguarda
al verdadero verde. El verde ver lo verdadero.
La verdad que está en la espera de esperar lo verdadero, como si fuera todo.
¿Una pera que se lanza o
el lado que se vence en la balanza
por el peso?
Sólo eso.
Una pera que no es pera:
una lanza.
Esto a lo que tu llamas mi desequilibrio
no es un lirio
sino una pera verde antes del verde.
Una pera
que se lanza. La desesperanza. La des-
esperación.
Una oración que no madura. La verdura
que no alcanza a saciar al verdadero ver
de la vereda o la verdad. Algo fallido:
un estallido
al caer de la pera
que no se aguantó las ganas.
El sonido de ir cayendo entre las ramas
sin saber caer.
Esto a lo que tú llamas mi inmadurez no lo es
es una pera que no es pera y que se lanza. Esto
a lo que tú llamas mi inmadurez
es una pera que no es pera
es un caballo de ajedrez,
es un caballo albino que aún no sabe deletrear con eles el camino.
Mi inmadurez es el camino
de abajo
es el atajo
que dobla de tajo
en una esquina. No es una espina
pero punza. Como una lanza
que no espera.
Como una pera que no es pera
y cae.
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