Vernon Subutex puede parecer una serie sencilla. Su lenguaje es claro y su estructura es intuitiva y lineal. Resulta muy fácil avanzar en la historia que plantea Virginie Despentes, pero Vernon Subutex es algo más que eso: es la autopsia mas completa a la que se puede aspirar del socius de nuestra época. Leer Vernon Subutex es como leer a Agamben, pero sin citas griegas.
Vernon Subutex, antiguo vendedor de discos en paro desde hace años, deja de recibir ayudas sociales y es desahuciado, quedando así en la indigencia, momento en el que comienza a vagar por las casas de sus amigos. La novela esta narrada en río y van tomando la palabra, o bien los amigos de Vernon, o bien personas con las que se ha cruzado (o se va a cruzar). Personajes con las mas variadas ideologías políticas y sistemas morales pero que tienen una cosa en común: están dentro del sistema. Este estilo de narración, en el que Despentes desvía de Subutex el sujeto de la acción, logra acrecentar la sensación de que Vernon es un ser completamente pasivo e inactivo, que aunque ya no pertenece a este mundo, el mundo sigue girando alrededor de él.
Cuando los amigos de Vernon se dan cuenta —hasta ese momento lo habían intuido, pero no lo habían asimilado— de su condición de sintecho, se reúnen y se dedican a buscarlo. Él, mientras tanto, «ignora» todo esto y sigue avanzando hacia la marginalidad.
En la primera tesis que aparece como conclusión en su libro, Homo Sacer, Agamben nos dice:
La relación política originaria es el bando (el estado de excepción como zona de indistinción entre exterior e interior, exclusión e inclusión).
Y eso es precisamente lo que pasa aquí: Vernon está abandonado, de repente es un warg, un vagabundo, un proscrito. Se constituye un estado de excepción. La situación de Subutex amenaza la estabilidad del sistema. Sus amigos se organizan, conforman una red que se define a sí misma, como defiende Agamben, en tanto que existe la figura de Vernon, lo externo. Este grupo es isomorfo al conjunto de la sociedad, una miniaturización del socius, y pretende devolverlo todo a la normalidad reintegrando a Vernon, reintroduciéndolo / rehabilitándolo. Pero es inútil, Vernon ha abandonado su condición de ciudadano y ha alcanzado el exterior. De esta manera justifica al sistema, delimitándolo, organizándolo, generándolo…Subutex en este punto es el refugiado sirio, es el niño famélico del cuerno de África, aquello de lo que todo el mundo no puede dejar de hablar en un intento inútil de interpretarlo, de asimilarlo, de interiorizarlo. Vernon es todo aquello que el capitalismo no puede tolerar pero que no puede evitar. La materialización de las contradicciones.
Para encontrar a Vernon y lograr su reintroducción el grupo tiene que recurrir a un puente, Charles. Pobre y millonario, Charles es un personaje utópico/u-topos, esto es que no pertenece a ningún lugar y debido a esta condición puede comunicarse con ambos lados.
Charles logra que se reúnan y los amigos de Subutex intentan convencerle de que se reintegre con ellos. Le dicen que lo ayudarán.
Vernon se niega.
Esta negativa de Vernon a volver con sus amigos es la consolidación de esa linea de fuga que había empezado a dibujarse. Una linea que se transforma en agujero y por el que el sistema que rodea a Subutex empieza a fluir. El grupo que pretendía reintegrar a Vernon acaba siendo absorbido por él y Vernon, que parecía un figurante, un simple cuerpo a cuyo alrededor la realidad iba transformándose, acaba convertido en el profeta. De esta forma, sus procesos esquizos, como los llamaría Guattari, logran liberar los deseos del sistema. Las sesiones en las que Subutex actúa de dj no son más que la ejemplificación del poder de contagio y liberación que tienen estos procesos esquizos.
En el parque de Buttes-Chaumont, donde se reúnen y donde vive Vernon, se refunda la Comuna de París, que ya no está limitada a París. Cuando los poderes (los policías) los expulsan del parque, los lobos siguen vagando juntos.
Lo que Despentes nos describe en Vernon Subutex es la creación de la otra comunidad. Aquella sobre la Tiqqun teoriza con graffitis enormes en el cielo virtual.
Lo que Despentes nos ofrece es un manual revolucionario. La pregunta que toca ahora es:
¿Lo usamos?
Vernon Subutex I (Literatura Random House, 2016), Virginie Despentes, 352 páginas, 21’90€
Vernon Subutex II (Literatura Random House, 2017), Virginie Despentes, 336 páginas, 21’90€
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