El lenguaje es un arte. Sin embargo, un lenguaje también puede definirse como un sistema de comunicación estructurado. Existen, como es fácil intuir, diversos tipos de lenguaje. El lógico-matemático, el literario, incluso podemos hablar de un lenguaje visual. Y además, el lenguaje musical. Como cualquier otro lenguaje, puede leerse, puede entenderse y puede despertar en nosotros una reacción. Y además de ideas, voces y emociones, tiene una estructura, unas normas y unos «porqués», y se puede explicar. Sin embargo, la música es un lenguaje que casi todo el mundo «habla» y muy pocos de ese porcentaje de personas estudian. Desde antiguo se habla de la música en la filosofía, la música desde la cuna del hombre, filósofos como Pitágoras hablaban de que el Cosmos y el alma estaban ligados a las mismas proporciones numéricas de la armonía, de autores como Boecio podemos citar la esclarecedora sentencia de que «cualquiera que llega al fondo de sí mismo, sabe lo que es la música». Sin embargo, a los que quizás no alcanzan al fondo de sí mismos pero quieren entender, les gustaría seguir leyendo.
Hace poco me topé con un canal de Youtube de alguien que explica la música de forma tan natural y clara que hace casi que parezca absurdo no entenderla. Algo así como no saber hablar tu propio idioma. El dueño del canal es Jaime Altozano (1993), estudió piano y producción musical en la Escuela Creativa de Madrid y es músico y comunicador. Gracias a él tenemos tendido un puente hacia un universo de comprensión de un lenguaje que nos rodea por todas partes y al que pocas veces accedemos; dice que su proyecto se sustenta en la idea de que la música sólo puede ser buena o mala, y que existe una interconexión de toda la música. Jaime dice que «no tendría que sorprender a nadie que Hans Zimmer, Wagner y Radiohead compartan tantos recursos que puedas hablar de las relaciones entre los 3 durante horas». Quizás, y esto es una valoración propia, con la llegada de James Rhodes a España (de forma no sólo literal sino también metafórica) muchas personas comenzaron a comprender que la música clásica no está en una torre de cristal aislada del pueblo llano. Y Altozano, gracias a su faceta de comunicador, utiliza la plataforma audiovisual por excelencia para traernos la teoría musical al pueblo llano. Su interés por esa vía de comunicación, me cuenta, procede de su propia experiencia con Youtube. En la plataforma hay de todo cuando sabes dónde buscar. Darse cuenta de la cantidad de canales de divulgación científica que hay (él mismo cita: SmarterEveryDay, Veritasium, ViHart, CrashCourse, SciShow…), su inclinación natural por la realización de vídeos y su afán por la comunicación le llevaron a dar de forma natural un salto a la plataforma desde la que comparte sus explicaciones. Ahora os traigo parte del tiempo que Altozano me concede para contestar a unas preguntas sobre música, lenguaje y política, todas ellas interrelacionadas.
Para aprender a hablar no es necesario aprender a escribir. ¿Pasa igual aquí? ¿Es necesario estudiar música para hacer música? ¿puede aprenderse como cualquier otro lenguaje?
No es necesario estudiar música para hacer música en absoluto. Conozco a varios músicos, Músicos con mayúscula, con oídos mejores que gente que ha estudiado 14 años en un conservatorio… y que no saben leer una partitura.
Esta gente no ha «estudiado» música en el sentido tradicional pero para nada tienen «talentos mágicos innatos», lo que tienen es que han mamado música desde la infancia y ha interiorizado muchas cosas sin haber tenido la oportunidad de ponerles nombre. No saben lo que es una dominante o una tónica si las llamas por ese nombre pero saben perfectamente cómo suenan. Entienden la música de manera casi pre-verbal.
El handicap de esto es que luego a la hora de comunicarse, por ejemplo cuando quieren que otros músicos toquen la pieza que ellos tienen en la cabeza, tienen muchas barreras. Pero no les hace menos músicos. Les hace músicos con problemas de comunicación.
¿Cuál es la relación entre las matemáticas y la música? ¿La música son matemáticas?
La música es una disciplina sustentada por un marco teórico muy definido, muy… estudiable. Con esto quiero decir que algunos de los sentimientos que produce se pueden deconstruir analíticamente, decir «esto te hace sentir así porque utiliza los acordes I, V/VI, IV, IVm…» (esos son los infames acordes del caso de plagio de Creep/Get Free) y esa perspectiva es muy matemática. Claro que hay hueco para los «je ne sais quoi» y las subjetividades, pero el marco analítico está ahí y es tanto o más importante. Esto hace que si tienes facilidad para los modelos abstractos (como las matemáticas) estés predispuesto a entender los modelos de la música y se te haga más fácil estudiarla. Yo creo que de ahí viene la idea esa de que tienen tanta relación, y de ver en carreras como matemáticas (lo que yo estudié) cómo casi todo el mundo toca un instrumento. Incluso me atrevería a decir que mucha gente deja las clases de música de niño cuando le hacen enfrentarse a la teoría, no la entiende y piensa «esto no es para mí».
Llegado el siglo XX, en nuestro mundo moderno todo cambia. ¿Cómo cambia la música? ¿está en una dimensión distinta al resto de artes?
Me es imposible nombrar todas las maneras en las que la música está cambiando. La democratización del conocimiento y los medios está permitiendo a muchísimos talentos ocultos florecer por todas partes, por ejemplo. Los algoritmos de descubrimiento de contenido de Youtube, Facebook y Spotify están dando más oportunidades al día a gente creativa con talento que todas las productoras del planeta juntas. Como reflexionaba Alvinsch en su vídeo de «Los Rockstars van a desaparecer» el CD está siendo sustituido por la playlist con todo lo que eso conlleva. La papel del creador de contenido está perdiendo importancia y lo está cobrando el de su creación. Cada día bajan más los precios del equipo necesario para grabarte con calidad, y ahora micrófonos de 30€ suenan mejor que los micrófonos de $5000 de hace 50 años. No puedo predecir cómo va a afectar todo esto a la música a largo plazo, pero desde luego va a ser fascinante ver el proceso.
En el vídeo en el que enseñas a la gente a ser el becario de Hans Zimmer, mencionas la democratización de la música. ¿Qué tiranía existe en la música?
Internet ha roto las viejas reglas y todavía nadie tiene muy claro cuáles son las nuevas. La democratización de la música ha sido la llegada de todo el conocimiento de teoría musical, todas las partituras de la historia de la música, y todas las grabaciones hechas por el ser humano a la palma de la mano de cualquiera con un móvil. Si alguien cree que en internet no hay suficientes recursos como para pasar de no saber qué es un Re Mayor a hacer análisis schenkeriano es que no ha buscado bien.
En concreto en el vídeo de Hans Zimmer hablaba de un ejemplo concreto: las ingentes librerías de sonidos llenas de pasajes para cualquier tipo de instrumento tocados por verdaderos profesionales y grabados en estudios de lujo, todo ello convertido en archivos de audio que tú puedes usar para tus composiciones desde tu ordenador sin moverte de la silla. Estamos llegando a un punto en el que se pueden hacer maquetas de música sinfónica que suenan peligrosamente realistas solo con un ordenador. Siempre hay campos en los que la orquesta viva va a ser irremplazable, estas librerías son muy limitadas, pero si adaptas tu manera de componer a ellas en vez de intentar adaptarlas a ellas a tu manera de componer, te puedes encontrar con que el único factor limitante para que tu música sea buena ya no es el presupuesto de tu productora, el técnico de sonido que te graba, el intérprete al que has contratado… el único factor limitante, eres tú.
Lo único que cabe añadir por mi parte es que hablar de música es hablar de lenguaje, de matemáticas, de sentimientos e incluso de política, democratización y sociedad. La música es, quizás, portal de todo cuanto sea posible imaginar cuando escuchas con atención.
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