Primera parte de la antología: 39 mujeres, 39 poemas
LA TIERRA ESTÁ PISADA
(Paula Bozalongo)
Ya no quedan espacios para el descubrimiento
mas que en la piel del otro,
en la transformación de lo existente
toca a tientas el borde,
no sabe si entra o sale
pero sabe que el golpe
precede a la respuesta.
Tantea el mundo con las manos vacías
donándote su cuerpo,
cediéndote el dibujo de sus huellas
mientras buscas tu propia identidad.
Cuando el futuro mueva las fronteras
desaparecerán los vencedores
y sólo serán tuyas las veces que te amaron
con los brazos en alto.
Las veces que tú ames
siendo parte y olvido
de todas las conquistas ya perdidas
construirán en tu piel
la posibilidad de un nuevo exilio
hacia cualquier lugar que te merezca,
allí donde también
tuvieron nombre y rostro los vencidos.
*
(Alba Ceres)
seguir
sin ― tan
encogido en
transparencia
crece
un mundo
de después y
sin ― seguir
que (limpio
el corte
de la muerte)
ya no estás
ya no estás
en lo crecido
no hay
tu pulso
no hay
tu voz y ¿es
seguir
sin ― la
tibieza
y a destripa
si a desluz
mamá
no hay
entrañación?
*
(Raquel F. Menéndez)
Escontra l’insomniu tamién dormía dalguna vez con mio ma.
Yo miraba pala paré, ya ella pa la puerta,
pa guardar tolos furacos del templu.
A veces xirábame pa ella,
tocaba-y los rizos per ou salían los páxaros
que-y contaban mentiras a la pena.
Páxaros d’outru tiempu nel que you nun morrí.
Cuando nun podíamos dormir
facíamos migraciones a la cocina
o al soníu de la curuxa monte arriba,
al picu’l monte a rodiar las estrellas,
metelas nun vasu de Nocilla.
Contábame cuentos garraos de la nuesa Sherezade,
vieya ya coxa.
Agora, de nueche, voi toucar los páxaros
hasta que pueda facelo colos güeyos zarraos,
ya voi dicite, a ti, Sherezade,
que yá siento la to pena tocando los rizos de mio ma.
Las muyeres d’esta tierra tamos condenadas
a llorar colos güeyos zarraos los domingos,
abrazanos calladas de llunes a vienres.
*
(Irati Iturritza Errea)
Detrás de mí, delante, en el espacio que queda entre mis brazos o detrás de la lengua: nunca la exactitud lumínica
me muevo entre los seres-quién, los seres-quequisieranqué, me muevo y sucede que no sé qué debo habitar, qué fragmento de mí es el que observan ahora, cómo oscilo entre los otros y emano esta luz que no siempre
que no siempre es cierta
ni necesariamente mía
nunca, decía, la exactitud lumínica. Ni tampoco el cuerpo aquí, el cuerpo tumbado aquí y sólo eso. O el cuerpo en movimiento y sólo eso, sin pensar en la luz o en la percepción de la luz, o en la oscilación, o en la línea que separa qué de qué.
MARINA TSVIETÁIEVA A SOFÍA PARNOK*
(Natalia Litvinova)
Nos conocimos cuando el mundo
se preparaba para la guerra.
Yo vestía de campesina
y vos pantalón
y una camisa de hombre.
Tu brazo me rodeaba el cuello
y conocí a una Moscú
bautizada en tu sudor.
Sofía, nada me enseñaste,
yo vine al mundo con la frente
marcada por antiguas fiebres.
¿Cómo podríamos durar?
Nada es nuevo para mí,
ni tu mano robándome un cigarrillo
en Tableau vivant,
ni tus ojos tristes
cuando tus labios sonreían.
Pienso en vos mientras fumo
frente a la catedral de Praga,
cada pestañeo
hace una grieta en la pared.
Llevo gárgolas a tus pechos
y cuelgo sobre tu boca
fragmentos del vitraux:
ojos, dedos, túnicas de los Santos,
y pido que me sonrías otra vez.
*Marina Tsvietáieva (1892 -1941) destacada poeta rusa
*Sofía Parnok, amante de Tsvietáieva desde 1914 hasta 1916
HISTORIA DEL SUEÑO: CLARA, EL HUEVO Y LA GALLINA
(Ruth Llana)
Hubo un lugar para que clara viera a la gallina y se detuviera como el rastro del sueño, y mirara el alimento a partir de un huevo narrada la historia y la semilla perdurada donde estuvo, “quien lo recoja sea su alimento”, pero dentro aún de la gallina nadie podrá tomarlo y entonces elegida será para ser, sueño en el vientre de clara, clara para la gallina que mirará donde se detuvo, dentro del sueño, clara que devora el huevo, pelícano que devora a clara, en el huevo la gallina su estómago, mira antes del pollo, clara, en la tierra, su deseo, primordiales los restos tocarán la cara de clara, se asegurarán de la necesidad de su suerte, y será la yema deshecha en sus sueños lo que se lleven; y venga la gallina a picotear los hijos de clara, en el campo deshecho sueñe yerma y amarilla se deshace color, clara que se deshace, tiembla la cáscara, mire la gallina donde se detenga, el pelícano sus plumas su alimento, digan la gallina en el campo deshecho, abran las bocas sobre su cara, traguen el huevo, traguen a clara, su camino de huellas inventado por los hijos y en su vientre la suerte y la marca la voluntad de la patria, casa y herrumbre demolidas en sus cimientos, quemadas en sus paredes, el campo destruido y la gallina que se alimenta, los ojos de la gallina que quieta, miran a clara, clara que niña aprieta al pollo contra su pecho y lo asfixia en la legión extranjera de su seno; alimentará las ruinas con sus piernas quemadas a los hijos con sus ojos ciegos y el resto de su carne, finja las tierras que no pudo darse en el sueño y la demolición paulatina de su deseo quede encubierta bajo el mismo pecho que escondió la muerte a los niños; mire clara a la gallina su mirada puesta en el fruto de su vientre, la cáscara que todos esconden, sabrá ver la forma en las ruinas para cuando el sueño se acabe, y al despertar la yema en los dedos, mentirá también ante ellos la gallina por no saber hacerla.
CANTO AL DESVELO
(Maria Eugenia Motilla)
Al fin he comprendido
que mejor es vivir fuera del alba
de claridad vestida te apareces
borracha madrugada de mitones
tuya es la esquela, el himno y el porqué
sobre un fondo de extraña algarabía.
Verte surgir a tientas
retirando el visillo de la noche
donde el sueño es visión prófuga y estorba
a tu haz de sable honrado descendiendo
por pergaminos que al espejo ofenden
revelando el discurso de los años.
Y así pasan los días.
Faetón al acecho se divierte
con soberbia locura y abrasando
flacos rumores que aun al ras del aire
siguen cantando al son de un cuerpo herido
que fue luz de infinitas serenatas
y exacta pincelada de la sombra
cuando el suicidio de la tarde irrumpe.
Y todo se ha perdido
y ya no basta
con mancharse de luna los oídos
ni acogerse al asilo de la lluvia
como antes, como siempre.
Ahora, ya no basta
el latido que suena a desnudez
de huida en la palabra
ya no es cierto, no hay tregua
forjada en lo más íntimo
si falso es el deseo que me arropa
si acaso solamente el alma atiende
al eco de abrazadas lejanías.
LA RUINA
(Pamela Rahn)
He dejado de creer en la ruina
y en la diestra anunciación de las aves
He dejado de creer en el azúcar
como solución a mis problemas
He dejado de encontrarme
con mi propia imagen
He dejado de reconocerme
Esto es lo que creo
. pocas cosas
Y de esas pocas ninguna estoy segura
Siento nervios
nervios
que se suben a mis brazos
como
hormigas
carnívoras hormigas
que todo lo devoran.
La carne azul
la mística música que toca el corazón enamorado
Miedo al no
en el instante en que estoy segura voy a encontrarte
No entender en absoluto de que va la vida
si la vida no es lo que creías
entonces que es
. ¿miedo?
Miedo a que el poema se haga verdad
en la sala de emergencias
Miedo a estar en la camilla
auxilio
. y papel.
Miedo a cada vez estar mas lejos de todo
Aun estando cerca
. tan cerca
Amigos no se vayan
Quédense, sin ninguna razón
No tengo nada que darles
pero quédense
Auxilien por unanimidad
a este objeto inacabado
Alfiler puntiagudo
Mujer absoluta y desequilibrada del siglo XXI
Masa genital y proclive a errores
La vida ha comenzado inerte ante sus ojos
Se va acabando tan vagamente como unos zapatos olvidados
Que el inicio esta entre la libertad y la gloria
Que el inicio esta entre lo rojo y lo negro
Las ansias de lo oscuro
La culpa la tiene la lengua
que rige pequeña
y decidida su futuro
Nadie culpa a la papila
estúpida
inconsciencia
del placer.
POR QUÉ ANTES LA NÁUSEA Y DESPUÉS EL LLANTO
(Patricia Úbeda)
y qué hacer
entonces
con la náusea
Irati Iturritza Errea
Por qué costura y no entraña y no bisturí y no cesárea.
Escribo donde las células dicen lo siento. Escribo donde la herida no ladra. Escribo donde la placenta no es miedo no es caída no es polvo. Escribo donde la semántica es un corazón que llora
como un cachorro recién nacido.
Escribo donde las manos tocan lo que se puede memorizar
porque hay duda, y no vacío y no cráneo y no murmullo.
Escribo donde el vértigo no me alcance.
Escribo donde el agua no es temblor no es poso no es lejanía.
Escribo donde he sido cicatrizada por el diente de un mamífero
que no sueña que no intimida que no es montaña ni desembocadura.
Por qué lejía, y no incendio y no navaja y no consuelo.
Por qué escribir el verso y no arañar al hijo y no ensordecerme y no desnudar el movimiento de la sangre.
Pronuncio hambre en vez de vientre quemadura o mandíbula
pronuncio la metáfora que no me hizo niña ni calostro
y pronuncio la ternura que no me hizo óvulo ni luciérnaga.
AHORA ESTÁS MUERTA
(María Yuste)
Ahora estás muerta pero una vez fuiste pequeña y viniste a mi casa y comimos
macarrones con carne.
Ahora estás muerta pero una vez bailamos Everybody de los Backstreet Boys en mi habitación y tú fuiste Brian y yo fui Nick.
Ahora estás muerta pero hubo una época en la que te autoapodaste “La Porro” y lo escribías por las paredes con permanente.
Ahora estás muerta pero una vez quedamos para hacer hechizos de la Súper Pop en mi casa y casi la incendiamos con el papel de tu deseo.
Ahora estás muerta pero entonces ardía tanto que soplabas y no se apagaba así que lo tiraste al suelo y te quedaste mirando la llama.
Ahora estás muerta pero un día nos enfadamos y yo te llamé “puta”.
Ahora estás muerta pero antes tuviste un novio con moto que escupía en la masa de hacer nubes y tú lo querías mucho.
Ahora estás muerta pero una tarde me enseñaste la coreografía de las Sex Bomb en el ascensor de la biblioteca y ahora es tás muerta y aún me la sé.
Ahora estás muerta pero antes dejaste las clases de ADE y te fuiste a tomar café.
Ahora estás muerta y en tu funeral, los chicos que se habían metido contigo en el colegio lloraron abrazados a tu ataúd.
Ahora estás muerta y la última vez que nos vimos ya sabías que estabas enferma y quisiste quedar conmigo y yo nunca te llamé.
Ahora estás muerta y han venido a cambiar el portero automático en el que grabaste con unas llaves tu apodo.
Y ahora estás muerta y el nuevo ya no dice “La Porro”.
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